miércoles, 16 de marzo de 2011

Añoranzas


El mar. La mar.

El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste del mar?

En sueños, la marejada

me tira del corazón.

Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste

acá?


Rafael Alberti, Marinero en tierra (1924).

martes, 15 de marzo de 2011

Mar, mar y mar: siete veces mar


Nunca lo había hecho antes, cambiar así la cartografía de mi espacio vital.

Durante una semana, ponerlo todo al revés: estar en el mar y ver, a lo lejos, la tierra.

Y también no verla.

Todo cambia.

Rodeada de mar, mecida, columpiada, zarandeada por el juego del viento con las olas, bañándome en mis pensamientos y en las conversaciones, con sabor cada vez más salado.

Por todas partes, azul.

Y yo, cada vez mas liquida, diluyéndome en esa inmensidad que llevamos también dentro, olvidada.

Ha sido el mejor lugar para la celebración de mis bodas de oro con la vida.

¿Pero será un lugar, el mar?

No, no he estado en el mar.

He sido mar.